China es enorme, tanto que se escapa de lo que se puede imaginar si no se ha tenido una experiencia directa. Pero no solo el tamaño importa, China te ofrece una mezcla de paisajes y espacios que pueden pasar del desierto a la selva tropical o a la estepa congelada. Claro que lugares como Beijing, Xi’an, Guilin o Shanghai son siempre las primeras opciones para los turistas que llegan a China, aunque el país cuenta con muchísimo más.
Opciones hay para todos los gustos. Desde la ensalada de etnias y culturas del suroeste del país hasta los templos Xiàhé iluminados con lámparas ceremoniales alimentadas con grasa de yak. Y qué decir de la polvorienta, antigua y enigmática Ruta de la Seda o de las noches durmiendo en el campo base del Everest, una experiencia que te hará tocar las estrellas con toda seguridad. Pero lo mejor de contar con tantas opciones es que cualquier tipo de viajero puede encontrar su paraíso en China: turistas que quieren visitar ciudades, amantes de la naturaleza en busca de rutas salvajes, mochileros con ganas de aventura o amantes de las antiguas culturas y los museos. La diversidad de China es insuperable, tanto como la diversión que encuentran todos los que se deciden a perderse por sus mil y un rincones.
En pocos lugares del mundo hay espacios naturales al aire libre como los que hay en China. Los paisajes del país van desde los sublimes lagos color zafiro de la región del Tíbet hasta los imponentes desiertos de Mongolia. También puedes dejarte seducir por los pináculos de piedra de Yángshuò o estremecerte ante una urbe mundial como es Hong Kong. Camina por la Gran Muralla, piérdete en los inmensos bosques de bambú o detente y hazte un selfi en la hermosa región de Wùyuán.
Hay muchos planes, muchas aventuras y todas están esperándote para darte la bienvenida a China, un país que querrás explorar una y otra vez y que nunca jamás se agotará.